miércoles, 28 de enero de 2009

El “otro” Coloso, de Goya (II)

Enigmático y fascinante es el otro gigante de Goya, el de la estampa, también titulada “El Coloso” (h.1810-18), una aguatinta que está en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Desnudo, sobre una superficie indefinida, mira al firmamento.
Figura y paisaje remiten a una imagen cósmica.
Nada hay aquí narrado, tal vez por eso su intensidad dramática es superior a la de la pintura (?) –digo yo, que me contagié los puropico–.

Y aun si llegaran a descubrir que no es de Goya, mantendría mi opinión.
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(Ya me dijeron en este blog que si pretendo homenajear a Goya debo leer mucho antes, estudiar, aprender a escribir, y aprender, en especial, a no decir estupideces; pero por lo visto no entendí bien el mensaje –el comentario está al final de la nota más antigua de todas, la de “inauguración” – digo, para que vea que soy tolerante con las opiniones de los demás y las publico aunque no las comparta–. Y de paso me pregunto de qué sirve aprender mucho antes de mirar una obra, y abrevando de quién, porque a la luz de lo que acaba de suceder con el otro Coloso no parece que se pueda estar muy seguro de que los expertos son tales).

El Coloso, de Goya (I)

...parece que no es de Goya,
y está en el Museo del Prado, ¡pss...!

¡Gran alboroto gran!
La noticia salió en todos los medios, así que ya no es noticia.

Sabiondos habrá que estarán cortándose las venas por lo que han dicho y redicho, porque ahora los expertos afirman que «Con los conocimientos actuales, “El Coloso” solo puede identificarse como pintado por un seguidor de Goya. Por las iniciales A. J. puede ser del valenciano Asensio Juliá», que era uno de sus discípulos.

Está claro, por supuesto, que el valor comercial de una obra de arte varía según quién sea su autor; que no cuesta lo mismo una horrible cerámica taurina de Picasso que una bella porcelana de diseñador anónimo (la porcelana puede estar mucho mejor realizada, pero Anónimo tiene las acciones en baja). Sin embargo, eso sólo debería importarles a los compradores-vendedores de arte.

No obstante, entiendo que los expertos se esmeren en esclarecer quién es el autor, pero a los fines del espectador ignaro –que somos la mayoría– y del que, sin serlo del todo, va a los museos a ejercitar el arte de disfrutar el arte, poco importa si “El Coloso” es de Goya o no.

Si durante casi 80 años se lo tuvo por tal, algún valor verdadero debe de tener, y no va a perderlo porque lo haya pintado A.J.

Es más, yo solucionaría fácilmente el problema de la autoría. Cambiaría el cartelito por otro que dijera: “El Coloso (h. 1808-12) – atribuido a Goya”.

Me parece que lo mejor es mirarlo y disfrutarlo (o no), porque...
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...los especialistas y los críticos (y los entendidos en general) dicen muchas estupideces.

A mí me gustaría saber, por ejemplo, qué estarán diciendo ahora los encargados de las visitas guiadas, esos insufribles puropico que repiten como loros un libreto ideado para espectadores incapaces de distinguir un óleo de una acuarela, o de un tapiz, o de una escultura... ¡ooohhhh!, porque en realidad fueron allí para no desaprovechar la entrada –gratis– que estaba incluida en el tour.

¡Y esos mismos espectadores, que ayer querían ver “El Coloso” porque era de Goya y hoy quieren verlo porque no es de Goya!

E imagino también a los entendidos, otros insoportables que nunca faltan en los museos, siempre acompañados de un paciente adlátere al que le “explican” –para que todos los visitantes adviertan cuán entendidos son– qué rasgos característicos de un artista resaltan en la obra que están mirando.

(No sé por qué, pero esto suele suceder cuando se trata de una pintura; entendidos en esculturas, momias, coprolitos y esas cosas, hay pocos).

Así que me pregunto también qué estarán diciendo ahora estos otros puropico, y hago mi apuesta: “se notaba: la perspectiva no está bien lograda”, “la paleta es muy oscura, siempre te lo dije”, “la supuesta alegoría que pretendió hacer este pobre imitador pierde por completo su fuerza por la presencia de este asno que está aquí, inmóvil, ¿ves?...”, y otras entendideces por el estilo.

Por eso me atrevo a hacerle una sugerencia: mire y no escuche.

Si a usted le impacta lo que ve, si lo emociona, la obra (o el artista) ha cumplido su misión.

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Ah! por cierto, a mí me gusta el otro Coloso, el de la estampa... véalo.

lunes, 26 de enero de 2009

De la manera correcta de sentar a un asesino a la mesa

Codex Romanoff (II parte)

Ya he comentado en otras notas que supuestamente existe el Codex Romanoff, un compendio de notas de cocina y reglas de urbanidad (o algo bastante parecido a ellas) escritas por el gran Leonardo.

Como sabemos, era común en tiempos de Leonardo que se aprovechara un banquete para eliminar a alguno o a algunos, y las formas de hacerlo eran por envenenamiento (de la comida o de la bebida) o por arma blanca.

Tan así era, que por entonces comenzó a gestarse la costumbre de colocar los cuchillos (durante mucho tiempo, únicos cubiertos usados en la mesa) con el filo hacia adentro, es decir, hacia el plato, ya que colocarlos con el filo hacia el comensal de al lado resultaba demasiado amenazador.
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Pero por supuesto esto no impedía la práctica de acuchillar a alguien, y hoy quiero transcribir uno de los supuestos consejos de Leonardo -que estaría en el inhallable Codex antes citado-, en parte porque resulta bastante creíble, pero además porque me hace mucha gracia.

De la manera correcta
de sentar a un asesino a la mesa

Si hay un asesinato planeado para la comida, entonces lo más decoroso es que el asesino tome asiento junto a aquel que será el objeto de su arte (y que se sitúe a la izquierda o a la derecha de esa persona dependerá del método del asesino), pues de esta forma no interrumpirá tanto la conversación si la realización de este hecho se limita a una zona pequeña.

En verdad, la fama de Ambroglio Descarte, el principal asesino de mi señor Cesare Borgia, se debe en gran medida a su habilidad para realizar su tarea sin que lo advierta ninguno de los comensales y, menos aún, que sean importunados por sus acciones.

Después de que el cadáver (y las manchas de sangre, de haberlas) haya sido retirado por los servidores, es costumbre que el asesino también se retire de la mesa, pues su presencia en ocasiones puede perturbar las digestiones de las personas que se encuentren sentadas a su lado, y en este punto un buen anfitrión tendrá siempre un nuevo invitado, quien habrá esperado afuera, dispuesto a sentarse a la mesa en este momento.
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Sandro Botticelli (1445-1510) "El banquete de Nastagio degli Onesti" (1487)

viernes, 23 de enero de 2009

Salvador Dalí – 20° aniversario de su muerte.


Hoy, viernes 23 de enero de 2009, se cumplen dos décadas de su muerte.

"Yo soy el surrealismo", dijo.

“MADRID, (dpa) - Egocéntrico, excéntrico, rebelde y gran provocador, Salvador Dalí fue sin duda uno de los máximos exponentes mundiales del arte contemporáneo.
El viernes se cumplen 20 años de la muerte de un artista que, ante todo, intentó y consiguió con gran éxito no pasar nunca inadvertido. Tenía 84 años y formaba ya parte de la historia universal cuando la mañana del 23 de enero de 1989 falleció en el hospital de Figueres, en el noreste de España.” (Por Sara Barderas - nota publicada por lanacion.com-cultura).

¿Qué más se puede agregar?
A mi entender: nada.
Hay que ver su obra. El genio no se puede explicar con palabras.

Aquí le dejo un video.

jueves, 22 de enero de 2009

El Louvre – PEINES DE COEUR D’UNE CHATTE ANGLAISE, de Balzac

“El Louvre, inspiración para la ficción”

“El museo parisino encargó a seis escritores que escriban textos a partir de diversas obras maestras del arte que posee la institución.”
Así dice una nota aparecida hoy (22/01/09) en lanación.com/cultura.

“París, 21 ene (EFE).- El Louvre presenta hoy la obra de seis autores a quienes encargó la escritura de otras tantas piezas de ficción, a condición de que enfocasen su inspiración en relación con alguna de las obras que expone el museo.”

“En un comunicado, el Louvre recordó que la experiencia no es totalmente inédita pues autores como Marcel Proust, en su libro "En busca del tiempo perdido", ya utilizaron el arte, en concreto de Vermeer, como elemento de inspiración literaria.”

Es cierto que el recurso no es nuevo, pero es interesante. En 1840/42 un editor de París, Hetzel, pidió a varios escritores que escribieran historias cortas basadas en los dibujos de animales de un extraordinario ilustrador francés: J. J. GRANDVILLE.
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Entre los convocados, el más famoso era BALZAC, y suyo es el relato “PENAS DEL CORAZÓN DE UNA GATA INGLESA”, que a su vez fue inspirador de una ópera del argentino Alfredo Arias.

La obra de Balzac no se consigue por ahora (excepto en francés), pero sé de buena fuente que está a punto de aparecer (casi seguro en la Feria del Libro) una edición en castellano, con los grabados de Grandville.

Habrá que estar atento; conozco el texto y es excelente (tiene humor, ironía – se burla de la respectability inglesa de la época) y las ilustraciones son bellísimas.

miércoles, 21 de enero de 2009

El último maullido de la moda

Gato-Cafés, una moda japonesa

Según una noticia difundida por la BBC Mundo.com, en Japón se han puesto de moda los Gato-Cafés, es decir, lugares de acceso público en los cuales los parroquianos pueden detenerse a tomar algo y quedarse un rato disfrutando la compañía de gatos especialmente entrenados para acompañar a los visitantes.

Estos animalitos se dejan acariciar sin oponer resistencia y haciendo gala de una tolerancia que no es propia de la especie –al menos, según mi parecer– llegan incluso a acomodarse sobre las piernas del “amigo” y echarse una siestita.

Así solucionan algunos japoneses su problema de falta de afecto, o de espacio y/o de tiempo para tener y mantener en su casa una mascota.

Pero la práctica de “alquilar” animales de compañía no se limita a los gatos.
El interesado en este tipo de suplantaciones puede ir a una agencia, pagar un depósito y una tarifa y le entregan un perro, con pretal o collar y correa, el adicional de papel higiénico y una bolsa de plástico para recoger eventuales deposiciones, y unas indicaciones de cómo tratarlo.

Y puesto que no todos desean la compañía perros y/o gatos, en otros sitios ofrecen escarabajos, hurones, conejos, etc. –imagino que la nota de la BBC no agota la lista–.
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Es decir, hay para todos los gustos, y a mí me parece una idea maravillosa, pues sé que a veces uno quiere estar en contacto directo con algún animal y no tiene cómo hacerlo.
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Recuerdo haber pagado para que el dueño de unas serpientes me sacara unas fotos con sus “mascotas” –en Plaza Francia, Buenos Aires– cuando en realidad no me interesaban las fotos sino el contacto con esos bellos animales.
Y en más de una ocasión he salido a caminar con perros que no eran míos, solo por el gusto de hacerlo. He ido a la playa, por ejemplo, acompañada de perros del hotel donde estaba alojada.
Así que, hasta aquí, entiendo a los japoneses.
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PERO... Los japoneses son más que sofisticados y no se conforman con alquilar mascotas u otros animales más o menos domésticos: alquilan animales totalmente domésticos, es decir, animales humanos.

Eso dice la nota de la BBC (y no se refiere a la prostitución), aunque, claro, no los llama animales.

Según parece, uno puede alquilar allí la compañía de “parientes”: actores profesionales le hacen de primo, de cuñada, de medio hermano, de tío, lo que usted quiera.

Para una boda o un funeral, por ejemplo, usted puede alquilar “parientes lejanos” y si les paga extra hasta dicen discursos adecuados (claro que si usted es occidental no le van a creer mucho que sean sus parientes, pero bueno, la idea es la idea, y además, por ahí usted es japonés).

En fin, la cosa no termina allí. Usted puede alquilar también un padre o una madre, para usted o para sus hijos, y hasta puede encomendarle que vaya a dar la cara en la escuela de su vástago y que discuta con la maestra.

Y si está por casarse y no sabe si se acomodará fácilmente a su nueva vida, puede alquilar inclusive un esposo/a, para ir practicando, por ejemplo, cómo resolver problemas conyugales (no me queda claro cuál es el alcance de la actuación de estos cónyuges de alquiler, pero supongo que los interesados pueden averiguarlo de antemano).
-¡Eso es brindar un servicio!

En fin, “el que tiene plata hace lo que quiere”, dicen por aquí.

martes, 20 de enero de 2009

BIBLIOTECA NACIONAL - BIBLIOTECA DEL CONGRESO

ENERO DE 2009 - Bibliotecas cerradas durante todo el mes

Esta nota es solo para expresar de alguna manera mi indignación y que no se me quede entre las tripas arruinándome la salud.

Estoy haciendo una investigación y necesito "DATOS / CONSULTAR LIBROS". No hay otra forma de hacer las cosas bien.

Pues en este país de pacotilla, donde según nuestra Presidente en funciones los iconos de la cultura para patrocinar al país en la Feria de Frankfurt del año que viene son Gardel, Eva Perón, el Che Guevara y un jugador de fútbol que en este blog no se menciona; y además, y en segundo lugar (porque se lo hicieron notar), Borges y Cortázar, en este país (la Argentina, digo -por si lee algún extranjero-):

LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS ESTÁN CERRADAS DURANTE TODO ENERO

Cerradas:
LA BIBLIOTECA NACIONAL
LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACIÓN
LA BIBLIOTECA DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LA HISTORIA -esta por falta de presupuesto, y, con suerte, abriría en marzo-.

¡Una verdadera vergüenza!

Las bibliotecas públicas son eso: ¡PÚBLICAS!
NO PUEDEN CERRAR. Podrían, a lo sumo, tener un horario reducido.

Cerrarlas es como si cerraran los hospitales, o la Policía, o los Bomberos, o los servicios de telefonía, etc.

Pero esto es un claro reflejo de lo cómo somos los argentinos...

¡Y después nos quejamos!

sábado, 17 de enero de 2009

La ley de los profanos

LA HUELGA DE LOS COCHEROS

“El 14 de abril de 1899 las calles de la ciudad de Buenos Aires amanecieron sin coches de alquiler. Los cocheros protestaban contra dos nuevas disposiciones municipales que consideraban humillantes y inconstitucionales. La primera establecía, como condición para poder circular, la obligación de adjuntar a la libreta de cocheros un retrato fotográfico y dejar una copia en la intendencia. La segunda creaba un nuevo registro de coches en el cual solo podrían rematricularse quienes hubieran presentado su retrato.”

Así comienza un artículo de Mercedes García Ferrari, publicado en La ley de los profanos – Delito, justicia y cultura en Buenos Aires (1870-1940) (FCE de Argentina, 2007).

Volviendo al acápite, confieso que desconocía el hecho y que me llamó la atención el motivo de la huelga.
Actualmente, si un grupo de trabajadores o un gremio se declara en huelga, lo primero que pensamos es que reclaman mejoras laborales, del tipo que sean.

En cambio, los cocheros de fin del siglo xix protestaban porque los obligaban a llevar un retrato.

¿Y por qué les molestaba tanto, pues?

Actualmente, tenemos diferentes documentos personales y casi todos incluyen nuestra fotografía. Pero en 1899 los documentos de identificación personal no existían en la Argentina.

Las formas de identificación utilizadas por la Policía eran muy complejas -e ineficaces-, por lo cual, básicamente, se basaban en el conocimiento personal.
Pero con la gran ola de inmigrantes la cantidad de habitantes de la ciudad había comenzado a crecer rápidamente, y la identificación basada en el conocimiento personal resultaba insuficiente.
Además, al aumentar la población aumentó también la delincuencia.

Ya desde 1880 la Policía había comenzado a utilizar la fotografía para identificar a los delincuentes, y los retratos de “Ladrones Conocidos” eran colocados en las cuadras de las comisarías para que los agentes pudieran reconocerlos y así tratar de vigilarlos y prevenir los delitos.

En 1887 se publicó la Galería de Ladrones de la Capital, un libro con los retratos de 200 Ladrones Conocidos, y en 1894 se publicó la Galería de Sospechosos, integrada exclusivamente por rufianes y alcahuetes.
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El coche de los estandartes, con carteles que dicen:
"Retraten a los ladrones públicos - Tenemos dignidad - No somos vagos - Retraten a los caloteadores".
(Caras y Caretas, Bs. As., 22 de abril de 1899).

Ahora bien, alrededor del 15% de los Ladrones Conocidos fichados por la Policía eran cocheros y carreros, y cuando salió la disposición que obligaba a los cocheros a dejar su retrato en la intendencia, estos temieron que la intención fuera “la formación de una ‘Galería de Cocheros’, que los estigmatizara equiparándolos con criminales, prostitutas y rufianes”.

“Los cocheros consideraban la medida ‘vejatoria y denigrante’ porque implicaba ‘señalarlos ahora con una marca peor que el fuego, equiparándolos a los residuos sociales’.”

Por eso protestaban.


En fin, me resultó interesante el trabajo de M. García Ferrari y su mirada profana y por eso se me ocurrió hacer este breve comentario, que no agota lo allí tratado. El artículo se titula “Una marca peor que el fuego – Los cocheros de Buenos Aires y la resistencia al retrato de identificación”.
La autora es fotógrafa e historiadora, especializada en técnicas de identificación, y su artículo –como los demás que componen el libro– es un acercamiento a cuestiones relacionadas con el delito y la justicia, desde la óptica de alguien no especializado en temas de Derecho.

El libro reúne seis trabajos más, de los cuales me gustaron especialmente dos más: uno de Ariel de la Fuente, titulado: “Borges, la ley y el crimen en la literatura argentina y el western estadounidense”, y uno de Pablo Piccato, “Guión para un engrupe: engaños y lunfardo en la ciudad de México”.

sábado, 10 de enero de 2009

Da Vinci y sus inventos

Ingenio para eliminar ranas de los barriles de agua para beber

Sabemos, porque ya se lo dicho y escrito hasta el hartazgo –incluso en este blog–, que entre las pasiones de Leonardo da Vinci (1452-1519) se contaban el gusto por la comida y los artificios.

Así, ideó numerosos ingenios para las cocinas; algunos realmente complicados y que cayeron en el olvido –excepto como curiosidades– y otros más simples, como el sacacorchos, la prensa para ajos, el molinillo, el asador giratorio (todos muy parecidos a los que usamos en la actualidad), la máquina para hacer spaghetti, e incluso las servilletas (para que los invitados a la mesa no se limpiaran las manos en los manteles…).

Se dice también que inventó el tenedor de 3 dientes, para que los comensales pudieran enroscar los spaghetti; y puede ser cierto que Leonardo haya ideado ese tipo de tenedor –pues tal vez en Italia no se conocía–, pero no es verdad que no existía, pues Enrique de Villena (1384?-1434), en Arte Cisoria describe y dibuja un tridente, al que llama broca, más de un siglo antes de que naciera Leonardo.

Pero de todos los inventos de Leonardo relacionados con las cocinas, hay uno que me hace especial gracia y es el ingenio para eliminar las ranas de los barriles de agua para beber.

Aunque no tengo nada en contra de las pobres ranitas –antes bien, me resultan muy simpáticas– comprendo que se pretendiera desalojarlas de los recipientes de agua para consumo, por razones más o menos higiénicas (claro que si lográramos imaginar la época en que vivió Leonardo, fácil sería imaginar también que, quien más, quien menos, todos vivían en medio de la mugre); pero lo que me hace gracia es la forma de la trampa.

Este es el artificio ideado por Leonardo:
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Supuestamente, funciona así:

Hay que esperar a que la rana salte sobre el cebo y quede ubicada con la cabeza justo debajo del lugar donde golpea el mazo, para luego pegarle hasta desmayarla (y matarla, y comérsela, supongo).

Sospecho que este aparatito lo habrá pensado como una broma, ya que Leonardo puede haber sido cualquier cosa excepto tonto.

Pero la cuestión es que la trampa para eliminar ranas me recuerda cierto método infalible para matar langostas, cuyos detalles (los que llegaron a mi conocimiento) paso a describir.

MÉTODO INFALIBLE PARA MATAR LANGOSTAS

El hecho parece que sucedió en la primera mitad del siglo XX, posiblemente entre los ’30 y los ’40: los EE.UU. fueron azotados por una plaga de langostas y los granjeros estaban desesperados.

Entonces apareció en los diarios un aviso que decía algo así:

Método infalible para matar langostas.
Envíe por correo un giro de un dólar a ...
(una dirección)
y le remitiré el aparato y las instrucciones de uso.

Calculo que quien ideó el sistema habrá esperado a recibir muchos giros de un dólar antes de comenzar los envíos, porque el ‘mecanismo’ consistía en dos tablillas de madera unidas por una bisagra articulada, muy parecido a este dibujito:
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Y las instrucciones eran más o menos así:
Abra la pinza,
coloque en medio una o dos langostas
y presione fuertemente...

Por supuesto, se armó gran escándalo... (y luego quedó en la nada).

Dicho sea de paso, este método es muy parecido al prensa-ajos ideado por Leonardo, que todavía usamos.

Sin embargo, me permito señalar que, a mi entender, estos inventos de Leonardo eran superfluos (y siguen siéndolo) y también era innecesaria la pinza mata-langostas (aunque no lo fue para su inventor, que con astucia le sacó provecho), pues desde tiempos inmemoriales existen los morteros, y con ellos se pueden apachurrar ajos, langostas, ranas, y casi cualquier cosa que quepa dentro del vaso.

Así que ahora que le di la idea (y conste que es de obsequio), cada vez que vaya a comprar aerosoles mata-mosquitos, mata-pulgas, mata-cucarachas, etc., piense que va a gastar dinero en un bien fungible y además va a contaminar el ambiente...
¡Y CÓMPRESE UN MORTERO!
...que no contamina y dura toda la vida.

(Y dispuesto a gastar, trate de conseguir uno bien grande, donde, en caso de necesidad, quepa hasta la cabeza de... bueno, usté sabrá).

viernes, 9 de enero de 2009

PAGAR DERECHO DE PISO

Una expresión relacionada con el pago de impuestos

Los argentinos solemos usar una expresión, “pagar derecho de piso”, para indicar que, si somos nuevos en alguna situación –por ejemplo en un trabajo, en un club, en una obra social, en un colegio, una facultad, etc.–, antes de comenzar a gozar de los beneficios tendremos que aprender las reglas de juego, lo cual siempre supone inconvenientes.

Y también indica que, aun conociendo las reglas, si somos de los que llegaron últimos, los que nos previnieron pueden “hacernos sentir su antigüedad”, actitud que podrá manifestarse de diversas formas, según de qué se trate.

A alguien recién ingresado a trabajar, es probable que sus compañeros le encomienden las tareas que ellos no quieren hacer; a quien recién se ha asociado a una obra social, lo someten a un tiempo de “carencia” y le impiden usar todos o algunos de los servicios hasta pasada una determinada cantidad de meses, y así.

Eso entendemos por “pagar derecho de piso”.

Sin embargo, aunque usemos la expresión bastante seguido, es probable que no nos hayamos preguntado de dónde proviene.
Es una curiosidad, pero a mí me gustan las curiosidades, así que aquí le cuento el origen.

En 1859 el municipio de la ciudad de Buenos Aires dictó la primera Ley de Patentes para Carruajes de Alquiler.

Esa ordenanza intentó establecer el pago de patentes, un registro de dueños y de cocheros, la distribución de matrículas, cuáles debían ser las condiciones de aseo de los coches, el uso de luces, el precio de los viajes, y, entre otras cosas, el precio del derecho a estacionar en una parada determinada.

Ese precio que se pagaba para poder utilizar una parada, era conocido como “derecho de piso”.

De allí viene la expresión, que en su origen se entendía literalmente.